Como ya sabemos no todas las pieles son iguales, existen diferentes tipos de piel y diferentes tratamientos para cada tipo de piel. En este post nos vamos a centrar en cómo tratar la piel seca.
Aunque todas las pieles comparten cualidades, cada tipo de piel tiene su identidad propia y sus síntomas. Su forma de envejecer es distinta en cada uno de los tipos de piel, de ahí que necesiten cuidados cosméticos diferentes.
La piel seca se reconoce enseguida porque su falta de agua y ácidos grasos la hacen más vulnerable a los agentes externos. De hecho, un cutis normal, puede convertirse en seco a base de la continua exposición al frío, la contaminación y si no se ponen los medios cosméticos adecuados.
Una piel seca envejece antes que cualquier otra. La sequedad de la piel se puede dar o bien por la falta de lípidos (grasa), de agua (aunque en ese caso pueden ser más bien pieles deshidratadas) o una combinación de las 2. La escasez de las secreciones sebáceas hacen que la capa de la piel se haga más fina y, así, el agua que se aloja en ella, se evapora con más facilidad. La renovación celular se ralentiza y la capa superior tarda más en desprenderse de las células muertas, con lo que no se oxigena. La producción de grasa disminuye progresivamente, acentuándose todavía más a partir de los 45 años.
La mejor forma de recuperar el equilibrio hídrico y aportar bienestar a las pieles secas, es mediante el uso diario de productos súper-hidratantes. Al igual que una alimentación adecuada, también ayuda a mantener la piel en buen estado.