Hidrata bien tu piel

Hidrata bien tu piel

La exposición prolongada al sol se traduce en una falta de hidratación en la piel, aunque no hay que olvidar que la sequedad cutánea es un problema multifactorial. La piel cuenta con una serie de mecanismos, estructuras y procesos que contribuyen, de manera natural, a mantener su estado óptimo de hidratación.

Factores alterantes de la piel

  • Externos: agresiones medioambientales, frío, calor, aire acondicionado, calefacción, contaminación, etc.
  • Internos: enfermedades o la edad.

Estos factores rompen el equilibrio natural de hidratación y provocan un déficit de agua en mayor o menor grado. 

Consecuencias de la deshidratación de la piel

El proceso de regeneración celular se ralentiza. La piel se renueva de manera más lenta, provocando que las células muertas se acumulen sobre las nuevas, creando una capa impermeable que dificulta la absorción correcta de principios activos y su propia oxigenación. Esto da lugar a un engrosamiento de la capa externa y a un proceso de descamación, dando como resultado una piel áspera al tacto y visualmente mate y apagada. El proceso de auto-hidratación disminuye o no puede desarrollarse de forma óptima. Debido a la agresión de diversos factores, la función protectora de la piel se debilita y se reduce su capacidad de retención de agua. El resultado es una estrés hídrico, una deshidratación en superficie (epidermis), provocada por unas pérdidas de agua intracelular, una degradación de los desmosomas, una carencia de filagrinas y de ceramidas, un menor efecto barrera y una alteración del manto hidrolipídico. Si la agresión es continuada, esta deshidratación será profunda y afectará a la dermis, con la consecuente aparición de signos adversos como la pérdida de elasticidad y seguidamente el envejecimiento

Arrugas por deshidratacion

El proceso de regeneración celular se ralentiza. La piel se renueva de manera más lenta, provocando que las células muertas se acumulen sobre las nuevas, creando una capa impermeable que dificulta la absorción correcta de principios activos y su propia oxigenación. Esto da lugar a un engrosamiento de la capa externa y a un proceso de descamación, dando como resultado una piel áspera al tacto y visualmente mate y apagada. El proceso de auto-hidratación disminuye o no puede desarrollarse de forma óptima. Debido a la agresión de diversos factores, la función protectora de la piel se debilita y se reduce su capacidad de retención de agua. El resultado es una estrés hídrico, una deshidratación en superficie (epidermis), provocada por unas pérdidas de agua intracelular, una degradación de los desmosomas, una carencia de filagrinas y de ceramidas, un menor efecto barrera y una alteración del manto hidrolipídico. Si la agresión es continuada, esta deshidratación será profunda y afectará a la dermis, con la consecuente aparición de signos adversos como la pérdida de elasticidad y seguidamente el envejecimiento

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